CEMENTERIOS

Imagen Rubén Calvo. Texto Manuel Díaz
Imagen Rubén Calvo. Texto Manuel Díaz

No va a hacer falta que nadie tenga que leer entre líneas para encontrar el partidismo de quien escribe. Lo reconozco abiertamente, yo soy de las personas que piensan que la energía nuclear no es buena, y me explico.

 

Yo no tengo nada en contra de la energía nuclear propiamente dicha. Cuando entra por los enchufes de mi casa un soleado martes de abril yo le doy el mismo trato que a cualquier otra energía, proceda de donde proceda, ya se encuentre la central que la genera en Cataluña o esté en Extremadura. No soy yo de esos que llevan al ostracismo a según que voltios por defender unos ideales, no.

 

Los alcaldes de algunos de los municipios de esta España nuestra, llevan estos días a Palacio una misiva en la que, a cambio de una importante suma de dinero, se comprometen a callar las voces de sus díscolos convecinos. Es cierto que no de todos, sino de los que albergan ciertas dudas acerca de los beneficios que una instalación así (el tan manido almacén temporal centralizado) pudiera tener para ellos y los suyos. Inexplicablemente, a esos convecinos del alcalde no les cautiva demasiado la idea de que su pueblo se convierta, con el dinero que rebosarían sus arcas municipales, en el nuevo Puerto Banús de la meseta, si detrás de la panadería del tío Jacinto y justo al lado (puerta con puerta) del bar del borrachín Eusebio, se almacenan bidones con  toneladas de uranio y plutonio (radiactivas todas y cada una).


Son gente catastrofista que ven siempre el vaso medio vacío.

 

El alcalde, que mira por el interés de sus convecinos, ha echado las cuentas una y mil veces y le salen que da gusto. Al principio lo hizo con una de esas euro calculadoras que tienen las teclas enormes y en las que es imposible pulsar dos números al mismo tiempo, pero como veía que las cifras que mostraba aquel chisme no eran suficientes para indicar con detalle el superávit que se preveía para el pueblo, compró en la capital otra que decían que era científica y en la que los números no se le acabarían nunca. En ese momento fue cuando se dio cuenta el mandamás del consistorio de que su pueblo era el que mejor capacitado estaba para albergar el cementerio nuclear, con mejor disposición geográfica y por el que corría el agua más clara y limpia. Y de él mismo pensó que había nacido para ser la persona que hiciera el sueño de casi todos sus convecinos realidad.

 

La pregunta que yo me hago es la siguiente, ¿estaría el señor alcalde tan seguro de que su pueblo es el enclavamiento idóneo para albergar los residuos nucleares de todas las centrales del país, si a cambio tan sólo le diéramos las gracias y una palmadita condescendiente en la espalda? Me aventuro a decir que no (me pongo por un instante en su pellejo), y supongo que argumentaría esa insolidaridad en las dudas que los mensajes tranquilizadores de los científicos pro nucleares le generan. Dudas que, al abrigo de un puñado de euros, se difuminan en el aire contaminado como por arte de magia.


Y ese es el lado más cruel del capitalismo, el que nos permite mercantilizar con la salud de las personas que nos rodean, de nuestros hijos si llegase el caso, a cambio de una piscina con olas y columpios ergonómicos.


Existen técnicas de reciclado de esos escombros radioactivos, que reinvierten ese cáncer y permiten su reutilización, pero por lo visto no es un negocio demasiado rentable porque el material que genera (más uranio), parece ser que lo tenemos “a cascoporro” en nuestro planeta. De este aplastante silogismo podemos resolver entonces que, hasta que alguna mente lúcida de General Motors no vea la forma de mercantilizar ese (ahora si) inocuo sobrante y con ello obtenga suculentos réditos económicos, el viento no soplará en la dirección que al resto de la humanidad conviene, y los bidones serán apilados unos sobre otros en algún lugar cercano.

 

Hasta entonces,  hasta que ese viento no sople a favor nuestra, nosotros nos desgañitaremos diciendo NO.

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Comentarios: 3
  • #1

    El Vengador Tóxico (miércoles, 03 febrero 2010 17:29)

    Poderoso caballero es don Dinero. Esos pobres aspirantes a nuevos ricos serían capaces de comerse la caca de mi culo por un puñado de euros, y ale, a vivir que son dos días (bueno, para ellos, tal vez alguno menos).

  • #2

    Blablablabla (viernes, 12 febrero 2010 17:13)

    Mucha teoria

  • #3

    Doña Teorías (miércoles, 24 febrero 2010 11:11)

    ¿¿Mucha teoría?? no me parece mucho ejercicio de abstracción algo que se resume en la pregunta del artículo de: ¿querrían los alcaldes y los vecinos a favor(que los hay)poner el ATC en su pueblo, si a cambio se le dieran las gracias con la palmadita incluída?

    ¿qué hay detrás de ésto? DINERO ¿Para quién?

    No hace falta teorías, ni ideologías, ni siquiera una posición en contra o a favor de la energía nuclear. Hace falta sentido común y pensar, pensar, pensar,...¿Por qué en Guadalajara sólo hacen pantanos, nucleares y ATC´s? para cuándo otras cosas...se me ocurren tantas..un sambódromo para Manu; un centro de investigación en energías renovables para Nacho y Sara; escuela experimental de bellas artes para Rubén,jajaja.Ahora en serio para crear empleo y desarrollo(bien entendido)se pueden haceer mil cosas, que nadie propone, hace o exige.

    ¿nos cuentan la verdad sobre los datos de ciertas enfermedades comparadas con su incidencia en otro lugares?
    No voy a seguir formulando estas preguntas porque no quiero recurrir al discurso fácil y hacer demagogía, aburre, hay tanto de esto...
    Por contra, vamos a darle vueltas a las cosas, a filosofar, a abstraer un poquito: a lo mejor tanta hipoteca, tanto trabajo precario, tantos atascos, etc, están haciendo que perdamos la costumbre de sentarnos exactamente igual que en el dibujo(aunque sea encima del bidón de residuos radiactivos)a TEORIZAR,"A monear" (como dicen en nuestros pueblos,me encanta esa expresión) para ver claramente el engaño. No interesa económicamente utilizar otro tipo de energías. Mientras EEUU haga la guerra a países para vendernos petróleo y efecto invernadero a precio de oro y haya garrulos que hinquen las rodillas para que les planten un ATC a cambio de mucha pasta (pero como no teoriza, no se da cuenta que la pasta son las migajas del pastel y no huele la mierda que tiene debajo)
    Como veis soy de las catastrofistas, de las que ven el vaso medio vacío. ¡¡¡Claro que quiero puestos de trabajo,pero no en las dichosas nucleares desfasadas!!! PERDONADME, a lo mejor es que he estado una temporada ¡en el paro!y he pasado mucho tiempo debajo de la higuera "teorizando"...

    P.D quiero retirarme(antes de los 67 y hoy mejor que mañana)en un pueblito Guadalajara, a ser posible sin que tenga que llevar el dosímetro encima, ya sabéis pijadas mías.

    OS QUIERE. Gloria

67 CASTAÑAS

Imagen Rubén Calvo. Texto Manuel Díaz
Imagen Rubén Calvo. Texto Manuel Díaz

Acentúa la real academia española de la lengua que la tan manida palabra diálogo no es otra cosa que una «plática entre dos o más personas, que alternativamente muestran sus ideas o afectos». Si ahora buscamos el significado de plática, podremos concluir, en un lenguaje mucho más coloquial, que el diálogo no es otra cosa que un intercambio de ideas entre unos y otros.  

Unos hablan mientras otros escuchan, y quienes antes escuchaban muestran sus impresiones ahora.

En una democracia en la que el voto de las personas tiene idéntico valor, el diálogo entre quienes representan a unos y a otros, debería ser proporcional a las cifras de esa representatividad social.

Los empresarios no quieren ni oir hablar de disminuir sus plusvalias, de un mayor control bursátil, ni de una contención del bruto de sus beneficios, ni siquiera si con ello se favorece la conservación de empleo. A pesar de lo siniestras de las circunstancias actuales, el turno de palabra lo siguen teniendo ellos. Y además, continuan negándose a escuchar.

Es más, nos grita al oído un tal Díaz Ferrán (alumno aventajado de la derecha recalcitrante española), su receta para terminar con la crisis: abaratar el despido para fomentar la contratación. Ahí queda eso. Yo no soy una persona demasiado leída, pero esta fórmula me parece, cuanto menos, sospechosa, y me hace desconfiar de la palabra de este señor. Porque ¿quién me dice a mí que, a pesar de ser la mayoría de los empresarios tan buenísisisisisiimas personas, no despedirían a más gente si les saliese tan a cuenta prescindir de sus servicios?, y lo que es más importante, ¿porqué me tengo que fiar de alguien que ha dejado sin empleo y con más de un sueldo a deber a miles de personas por no saber gestionar su propia empresa?.

Menos mal que, por el momento, parece haber pinchado en hueso.

Quien si recoge sus lamentos es el gobierno, que estos días medita la segunda de las propuestas que reclama el presidente de la CEOE (siempre por el bien nuestro) para mantener viva esta sociedad del bienestar, la de alargar la edad de jubilación más allá de los 65 años. Y es que la perra que hemos cogido los españoles con tirarnos a la Bartola a más tardar los 65 no le hace ninguna gracia a este señor de sesgo conservador. Supongo que él, que es igual de buenisísisisisisisima persona que el resto de sus amigos empresarios, pensará que esta pobre mujer ya no está para esos trotes y por eso reclama para ella un digno retiro que esté a la altura de tanto esfuerzo en favor del colectivo. Yo, que soy de naturaleza mal pensante, veo turbias intenciones en el patrón de patrones y pienso que quizá se cela (no sin razón) de nuestra vitalidad sexagenaria, y eso es algo que difícilmente puede soportar.

El caso es que yo, después de haberlo pensado mucho, he llegado a la conclusión de que prefiero rozar aunque levemente uno de los pezones de esa buena mujer que agarrarme los tobillos ante miserable carroñero.

No sé tú.

 

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Comentarios: 3
  • #1

    Gloria (jueves, 25 febrero 2010 13:29)

    Joder,¿Por qué nadie escribe?¿Acaso soy yo la única que siente tedio en su trabajo? no me lo creo..¡¡Venga dadme una alegría!!
    ¿os queréis jubilar a los 67?

    También podemos insultarnos un poco, pero a esto hay que darle morbillo...



  • #2

    Iratxe (viernes, 26 febrero 2010 13:59)

    Bueeeno, ya escribo Gloria tampoco hace falta que te pongas así, jajajaja.

    Propuestas y más propuestas para "terminar con la ciris" con las que siempre salimos perdiendo los/las mismos/as. Los trabajadores/as cada vez estamos más desprotegidos y a merced de la explotación de los empresarios (por no mencionar la situación de los/las inmigrantes).
    "Abaratar el despido para fomentar la contratación", ¿de becarios o personas en prácticas a los que explotan como esclavos por un sueldo, cuando lo hay, de risa?, pero ¿esto es una broma pesada?...

  • #3

    El Vengador Tóxico (viernes, 26 febrero 2010 22:40)

    Ni los superhéroes con sus superpoderes pueden trabajar más allá de los 65 años!
    Y no hablemos del resto de los héroes de a pie, luchando contra sus hipotecas indestructibles, y mucho menos de quienes sus trabajos requieren esfuerzo físico, se les va la salud y la vida en ello, ¿cuánto más pretenden exprimir a la población que les mantenemos? Mientras, los villanos se frotan las manos pensando en sus jubilaciones millonarias anticipadas.
    El miedo es arma más poderosa de los villanos, y nos dicen que o hasta los 67 o esto se hunde. Pero son ellos los que deberían tenernos miedo, son pocos y muy, muy cobardes. Nuestras armas son las buenas ideas, pero sin ellas somos inofensivos y vulnerables.